El enfoque de Reiki

 

¿Para qué me sirve el Reiki? ¿Hace algo una sesión? ¿Por qué llevo meses y nada sucede?

 

Éstas podrían ser algunas de las preguntas normales que alguien se haría. Y lo mejor es que habría múltiples respuestas a todas ellas y además, todas serían válidas. Todo depende de cada ser humano. Reiki es una técnica de sanación, es un método para liberar energía enquistada en el cuerpo, pero no sólo en nuestro cuerpo físico pues existen otros cuerpos sutiles. Por ello, una misma sesión, de la misma duración, jamás será igual. Cada persona es un mundo y todos reaccionamos diferente ante la energía: depende del día, las circunstancias o las creencias. También de las expectativas que tanto paciente como terapeuta hayan podido crear. Reiki nunca funciona igual.

 

Está claro que si alguien no quiere sanar ni cambiar, no lo hará, será indiferente la técnica energética que utilice pues no sanará jamás. Es decir, el que sana es uno mismo, Reiki te ayudará en tu proceso de liberación de energías enquistadas, densas, de baja vibración pero el esfuerzo, los cambios, la liberación de energía a través de un proceso de purificación lo hará la propia persona.

 

No podemos juzgar. Tanto el que da como el que recibe Reiki son entidades con Libre Albedrío. Uno da Reiki a los demás o a uno mismo y tan sólo es un canal, nada más, cero expectativas, un canal, una tubería por donde “canalizamos” la energía Reiki, sin más.

 

Por ello, siempre, cualquier sesión de Reiki será única. Es posible que durante un tiempo no veamos cambios y de repente, de la noche a la mañana cambie nuestro mundo entero. ¿Por qué? Porque aunque no veamos la energía, ésta se transforma en todos los cuerpos sutiles, cambia, se mueve, se transforma.

 

Hay diferentes tipos de pacientes, todos ellos igual de importantes y únicos.

 

Existen personas que reciben una sesión de Reiki tan sólo como un método de relajación, para sentirse mejor pero, es probable que no sepan ni lo que haces ni lo quieran saber. Somos energía, es cierto, pero sólo para unos pocos, pues la gran mayoría no admiten que somos energía.

 

Existen otros pacientes que sólo quieren sanar, les da igual lo que hagas pero cada sesión de Reiki es una inversión en su sanación. Si tienen un dolor físico, quieren que éste remita o desaparezca sin importarles para nada la raíz del problema. En este caso, Reiki hará de tirita, de aspirina energética: tras la sesión se sentirán mejor pero al volver a actuar bajo el mismo patrón, se volverán a repetir esos dolores o bloqueos en su cuerpo.

 

Otras personas vienen para sanar, para encontrarse con ellas mismas, sanar en profundidad, para conectar con su esencia. Aquí, estas personas están implicadas al cien por cien, desean sanar en un plano no sólo físico (pues probablemente no tendrán dolores o no serán importantes para ellos) sino en un plano mental, emocional y espiritual. Estas personas, además de comenzar el cambio y notar drásticamente cómo su vida se mueve o tambalea, verán cómo cambian unos cimientos por otros. Probablemente aprenderán Reiki para sanarse a diario.

 

Esto ocurre con los 21 días de autotratamiento. Las personas que se implican y lo realizan, ven cambiar partes muy importantes de sus vidas. Cambiar es de valientes, pero, eso sí, existe el Libre Albedrío para decidir lo que realmente quieres hacer con tu vida. Nadie te obliga.

 

Recuerda que si das Reiki, tan sólo eres un canal y será la voluntad de la persona, su propia decisión, su  proceso individual de sanación si lo quisieran emprender. Nadie puede interferir en el plan álmico de cada ser humano. Somos libres y tenemos la libertad de equivocarnos.