¿Cómo llegar a la raíz del conflicto?
En el post anterior vimos ¿Por qué enfermamos? ¿Cuál es la causa o trasfondo de caer enfermos, cuál es el problema emocional no resuelto que hace que nuestro cuerpo nos grite lo que la boca calla?
Pues bien, si ahondamos mucho más, podríamos decir que cuando un ser humano cae enfermo es porque existe una desconexión del cuerpo y alma, su alma sabe cuál es el camino correcto pero en el día a día, el ego, en múltiples ocasiones nos lleva por caminos incontrolados o erróneos. Cuando existe ese sentimiento discordante, cuando no dices lo que piensas o no haces lo que debes, cuando querrías hacer algo pero las circunstancias actuales te hacen hacer lo contrario, lo que no quieres hacer, cuando no sientes lo que haces, es muy probable que tu alma se queje y utilice el cuerpo para que te des cuenta de ello, para avisarte de ese peligro, para que reacciones.
A veces, una enfermedad que te deje postrado en una cama u hospital durante meses, que te haga parar tu vida entera, no es casual. Te está suplicando que recapacites, que escuches a tu corazón, que cambies pautas, hagas acciones quizás dolorosas para ti, que cambies tu vida.
Cuando el alma nos intenta decir algo, es muy posible que a la primera no lo veamos. Podríamos llamarle las señales del alma. Ese mensaje que no sabemos descifrar aparecerá en todos los lugares posibles: nos podrá llegar a través de una conversación que escuchamos en el autobús, en el telediario, por la calle, al leer un libro o revista. Pero podría ser que no lo viéramos o entendiéramos. Y quizás, un buen día te caigas delante de un cartel que en gigante te esté dando ese mensaje que llevas evitando escuchar meses o incluso años.
Pues la enfermedad, esas dolencias, esos golpes o pequeños accidentes fortuitos que suceden en la vida diaria, no lo son. El universo está perfectamente sincronizado, nada surge al azar. Las piezas de tan vasto rompecabezas encajan a la perfección. Es sorprendente cómo todo es como realmente tiene que ser, siempre es lo perfecto y necesario para el aprendizaje de nuestra alma en cierto momento preciso. Jamás podrá suceder antes o después pues la sincronicidad está en marcha.
Recapitulando, ¿cómo podemos saber la causa que nos ha llevado a enfermar, a sentirnos mal?
Os pido que penséis en una situación reciente vivida por vosotros y hagáis el mismo análisis o algo similar.
A continuación pondré un ejemplo ficticio:
Alguien va por la calle y de repente se da un golpe con una señal de tráfico, con un poste y grita: “No la he visto”, por ejemplo. Y continúa andando porque va a un lugar. Al llegar, el ascensor está averiado y con un dolor de cabeza considerable del golpazo, debe de subir andando hasta un piso octavo. Llega con la cara desencajada y espera su turno para una entrevista de trabajo.
Por supuesto, no le sale bien porque no está en condiciones. El trabajo supongamos que es de algo que no le gusta nada en absoluto ni lo sabe hacer pero exclusivamente había mandado el currículo porque necesita el dinero para poder comer.
La señal del alma es clara, obvia y contundente. Esa entrevista para ese puesto de trabajo no es para esa persona. No lo ha visto o comprendido al igual que no ha visto la señal o poste e igual no entiende que, trabajando un par de meses allí acabaría con depresión o una crisis de ansiedad. Ha sido el universo y su propia alma quienes han decidido que lo mejor sería que no le dieran el puesto.
Pero centrándonos en una zona del cuerpo: piensa en una enfermedad reciente que hayas tenido. Hazte las siguientes preguntas:
¿Cuándo comenzó el síntoma?
¿Dónde estaba yo?
¿Qué sucedió ese día?
¿En qué estaba pensando, que tenía en mi cabeza cuando sucedió X?
Es decir, analiza cuándo, dónde, por qué, cómo. Haz de detective contigo mismo.
Sigue preguntándote:
¿Qué zona del cuerpo está conectada con lo sucedido?
¿Cuál es su significado emocional?
¿Qué emoción no resuelta me está gritando la vida que mire, que observe, que preste atención a ella?
Cuando te respondas a todo ello, aunque te parezca algo innecesario, es muy posible que esa dolencia, esa circunstancia mejore o incluso desaparezca. Es decir, yendo al problema en cuestión, a la raíz que generó todo ese revuelo tuyo interior, lograrás comprender la lección a aprender detrás de esa enfermedad, oculta en ella.
Cuanto más te analices, mayor comprensión tendrás de tus emociones y antes podrás resolver con ayuda especializada esos conflictos internos.
Porque, como observarás con el tiempo, esos conflictos se pueden convertir de la noche a la mañana en enfermedad. Todo lo que barrunta tu interior, aparece de una manera u otra en la parte física, en tu universo para que te des cuenta. Una enfermedad es un espejo para que resuelvas aquello que debe de ser ya resuelto, aquí y ahora. De no hacer los deberes, se repetirá en el tiempo con mayor intensidad, así hasta que el dolor sea tan intenso que te haga parar tu vida entera. Sería como si tu cuerpo te dijera: “Te he avisado cien veces y me has ignorado. Ahora seguro que ya no puedes ignorarme más porque te he dejado en una cama, sin trabajo, en soledad para que de una vez por todas me escuches, escuches a tu alma”.
Así que, es hora de observar lo que nos pasa, cuándo y dónde nos pasa y así, al ser conscientes del significado que encierra tal enfermedad, podremos dar el primer paso para sanar.
Este post es mi opinión personal y cada uno puede estar de acuerdo o no. Por supuesto, una vez más decir que sirve para comprendernos pero que, si alguien necesita atención médica vaya al especialista. Ante una enfermedad, será el médico quien la cure.