¿Sano yo o me sanan? La gente aún se cree que, por pagar, sanas, que los terapeutas tenemos una varita mágica y que las técnicas energéticas obran los milagros. Pues no señores, nada más lejos de la realidad. El terapeuta está ahí, al lado, haciendo su trabajo de la mejor manera posible pero el verdadero trabajo, la verdadera sanación viene de dentro. Nadie te sana, tú te sanas, hablamos siempre de autosanación.
Por lo tanto, da igual que alguien vaya a terapia cinco días por semana porque, si no hace nada y decide no sanar y no salir de su zona de confort, sería indiferente, podría ir tres veces al día a diferentes terapias y el resultado sería exactamente el mismo: no sucedería nada.
Nosotros, cada uno de nosotros somos los auténticos y únicos responsables de nuestra vida, de nuestra sanación y bienestar y nadie más lo es. Por más que te empeñes en echar la culpa al terapeuta, a tu jefe o a tu familia, seguirás contemplando la vida igual.
Una terapia, un terapeuta que se precie, te ayuda a redescubrirte, a que tú mismo hagas diferentes clics internos, te ayuda a que se te caiga la venda de los ojos, a que cambies patrones obsoletos que ya no funcionan en tu día a día, pero, realmente, solo tú tienes el poder de hacerlo, tú decides tu propio cambio y tu evolución.
La gente tiene miedo de la palabra terapia, al igual que le produce cierto malestar la palabra psicólogo y no digamos ya psiquiatra. Cualquier profesional de la salud y cualquier otra persona que se dedique a las terapias energéticas, aunque no seamos profesionales de la medicina, te dará la mano para que salgas de ese pozo en el que quizás pudieras estar ahora, utilizará herramientas para que tú puedas andar por ti mismo, pero jamás y digo jamás te hará dependiente de él o de ella, nunca porque, si lo hiciera, sería un pésimo terapeuta.
Cualquier paciente ha de descubrirse, decidir por sí mismo cambiar sus hábitos incorrectos, maneras de comportarse que no le ayuden a ser feliz.
Y eso es lo más importante antes de empezar cualquier sesión de sanación o terapia: da igual la técnica que decidas utilizar para volver a tu esencia, es indiferente, lo más importante es que tú mismo aceptes que tú has creado tu propia realidad, que no eres víctima del destino, ni de tu vecina ni de un mal de ojo, que nadie te desea el mal pero que tú mismo has atraído esas circunstancias, personas o situaciones debido a tu grandísima negatividad, a vivir en bucle y no querer salir de ese círculo vicioso. El miedo es lo contrario a la libertad, por ello si quieres volver a sentirte libre, vivo, y no ser esclavo de tu situación, deja de ser Calimero para convertirte en quien de verdad quieres ser.
Todo lo que sucede conviene, como muy bien sabéis, todo es perfecto tal cual es, pero, si no te gusta lo que ves, cámbialo. Sólo tú puedes hacerlo y en ese caso, si no sabes cómo empezar… en ese caso, permite que sea un terapeuta quien te guíe en la búsqueda de tu propio YO.