Alguna persona podría pensar que le están tomando el pelo cuando alguien les dice: “tienes que limpiar tu energía”. Pero no. Y ahora os lo voy a demostrar. Durante todo el día (día y noche) somos una cabeza pensante que nunca para. Pensamos en positivo -y negativo-, vemos información que nos hace daño, nos hiere… estamos con personas que nos abruman con una situación que a veces no hemos pedido y nos aturde… en el trabajo hablamos con mucha gente; en el tranvía no estamos solos, incluso en un gran almacén hay muchos humanos, cada uno con sus problemas y sus circunstancias.
Todo ello, al entrar en contacto con nosotros, se nos “pega”, se adhiere a nuestro campo energético.
Partiendo de la premisa de que somos energía y, por ende, ésta está en nuestro campo energético, cuando salimos, interactuamos, entramos a un lugar o hablamos con alguien, existe un intercambio de energías.
Al igual que cuando alguien pasa por un jardín de rosas y el olor se queda impregnado en ti, en tu piel, en el ambiente, o cuando el perfume de tu colonia favorita lo puedes sentir en tu piel, en la ropa o en el aire, de la misma manera esas energías tóxicas con las cuales nos cruzamos en el día a día, pueden quedarse con nosotros, llevarlas a nuestro hogar o estar en nuestro sistema energético.
No todas esas energías tóxicas vienen del exterior… desgraciadamente, ya nos encargamos nosotros solitos de generarlas una y mil veces.
Ahora no voy a explicar cómo lo hacemos (aunque resulte muy obvio, a veces no nos damos ni cuenta). Prefiero enfocarme en: ¿cómo puedo desprenderme de esas energías densas, tóxicas, que me hacen la vida un poquito más difícil?
Cualquier técnica energética (o muchas de ellas) se encargan de liberar, armonizar, extraer energías densas, pero no tienes por qué ser un practicante de terapias energéticas así que, expondré algún método o ejercicio que pueda ayudar a todo el mundo.
Ejercicio 1: La ducha con sal gruesa.
Algo tan simple y económico como la sal gruesa puede ayudarte a limpiar tu energía densa. ¿Cómo?
Prepara en un recipiente transparente de cristal sal gruesa. Dúchate, pero solo con el agua, es decir, si tuvieras la necesidad de ducharte con agua y jabón, hazlo primero, pero a continuación, haz esta limpieza con la sal y ya no te vuelvas a enjabonar.
Moja tu cuerpo. Extiende con cuidado la sal gruesa del recipiente desde el cuello hasta los pies (siempre sin frotar y muy poco rato porque te puede dejar un tanto roja la piel). Mientras te das la sal y te aclaras piensas (pones la intención) en que cualquier energía densa va a ser limpiada y purificada con la sal y el agua.
No lo hagas si tienes problemas en tu piel. Luego, sal de la ducha y sécate, a ser posible con una toalla limpia, blanca o nueva o si hiciera buen tiempo sin toalla. Te quedarás muy relajado pues parte de esa toxicidad se irá con el agua y la sal.
Ejercicio 2: El Aspirador de San Miguel.
Si trabajas con ángeles (y crees en ellos), el Arcángel San Miguel es el encargado de limpiar las energías tóxicas del mundo. Por lo tanto, en este ejercicio invocaremos al Arcángel para que nos ayude a limpiar nuestras energías densas con este ejercicio.
Primero, le pediremos ayuda y le invocaremos. El Arcángel siempre aparece a la derecha (aunque no lo veas ni sientas). Como si fuera un aspirador de verdad, el Arcángel pondrá en tu cabeza un tubo. A continuación, tú le dirás a qué velocidad quieres que aspire tu toxicidad (imagínate que 1 es muy flojito y 5 es el máximo de revolución). Tú estarás tranquilo (sentado o tumbado en una cama sin nada ni nadie que te moleste o interfiera) y el Arcángel -que habrá introducido la boca del aspirador por tu séptimo chakra- irá aspirando cada parte de tu cuerpo hasta llegar a los pies.
Una vez que ya haya terminado, parará el aspirador. Después, se volverá a encender el aspirador y de éste saldrá una pasta blanca muy brillante que, desde los pies hasta la cabeza, irá rellenando de esta energía de alta vibración todos los huecos que hubieran quedado antes vacíos.
Al finalizar, el aspirador parará, el tubo desaparecerá de tu séptimo chakra y tú te sentirás más ligero y liviano agradeciendo al Arcángel San Miguel y su Hueste Celestial el trabajo de sanación realizado en tu persona. Lo puedes hacer este ejercicio cuando lo consideres oportuno.
Ejercicio 3: otra manera muy simple de limpiarse es la ducha, este ejercicio se puede hacer en una ducha física, en el momento de ducharte o bien una ducha virtual en una visualización en tu pantalla mental. Funciona igual.
En el momento de la ducha piensa que, ya de por sí, el agua purifica nuestro cuerpo y nuestra alma. Lo que vamos a añadir es que, nosotros, con nuestra intención, vamos a visualizar que toda la porquería sale de cada uno de los chakras.
Para ello, puedes estar con la ducha encendida y sentir cómo todo lo que ya no quieres o no te sirve sale de tu cuerpo. Comenzarás por el séptimo chakra y así seguirás hasta el primero. Puedes visualizar cómo sale la energía del color de cada chakra si así lo sientes. El agua de la ducha se encargará de llevarse y eliminar todos esos pensamientos y energía enquistada que has sacado de tu cuerpo. Te quedarás limpio tanto físicamente si lo haces en la ducha como mental y emocionalmente al irte despojando de patrones e ideas obsoletas.
Con estas tres duchas y el Aspirador de San Miguel te aseguro que puedes hacerte una limpieza energética cuando así lo consideres. Son muy potentes. Recuerda que hablamos siempre de energía y ante cualquier enfermedad has de visitar al especialista.
Aún así, quiero decirte que, con la energía no se juega y que, siempre que realices alguno de los ejercicios aquí citados lo hagas con consciencia y cabeza y con la firme intención de que quieres descargarte energéticamente de aquello que no te pertenece o que te hace llevar una vida más pesada de lo que te gustaría. Deja que tu intuición te guíe y permítete limpiar tu alma pues ésta requiere la misma atención que nuestro cuerpo físico.